«quito de toda turbacion, lo qual nos enseƱo marauillosamente nuestro maestro Jesu, en aquello que reza el sagrado euangelio, que quando quiso orar: se alexo de sus seruidores quanto vn tiro de piedra. O glorioso Jesu, y como se guardan hoy tus enxemplos? o con quanta reuerencia y atencion se siguen tus actos? No hay ya quien como tu ore de noche en secreto, como lo rezaua Dauid: a media noche»