«y todas las otras passiones que se alçan contra nosotros: porque no penetren hasta lo interior de nuestra alma: mas forçadas tomando assiento en·la parte inferior y sensitiua: obedezcan al imperio de nuestra voluntad ordenada. El segundo que sepamos por su enxemplo no deuer desesperar, si algunas vezes en·el seruicio diuino nos arrebata tristeza, o temor, o pobreza de coraçon. onde Augustino. Queriendo morir nuestro maestro Jesu, le plugo»