«ca muchas vezes en nosotros peruierten el juyzio y imperio de·la razon: y en nuestro redemptor y maestro siempre obedescieron aquestas tales passiones a·la razon y a·la voluntad: y assi queriendo huuo hambre, queriendo huuo temor, y queriendo huuo tristeza y de tal manera aquesta su tristeza fue natural: que no dexo de ser voluntaria y puesta en razon. E por·ende muy consideradamente y no sin misterio»