«del hombre, tanto que le induze a pecar: y de aquesta suerte fue el de Pedro, quando por temor de morir, renego su maestro y señor. y de aqueste tal temor tan sin freno y arbitrio. no seria cosa catholica creer que temiesse nuestro saluador y maestro Jhesu. Hay vn otro temor templado: el qual esta afixo naturalmente en·el hombre: y es sin pecado, como el de·la hambre y»