«atreuian a poner las manos en·el. Si queremos contemplar con alguna diligencia su vida, quan trabajosa era predicar cada dia en·el templo. quan penosa andar de tierra en tierra: de ciudad en ciudad, descalço y a pie. quan fatigosa trasnochar muchas vezes en oracion. curando dolientes, librando los endemoniados: resuscitando los muertos: no desuiando se en ninguna de aquestas cosas de ser sojeto a·las leyes de nuestra natura:»