«para la muerte, nos dexo a si mesmo por su memoria, para que viendo y recibiendo·le, nos acordemos que murio por nosotros. En creer aquestos marauillosos secretos de aqueste tan excellentissimo sacramento se deue captiuar el humano entendimiento. y contra la flaqueza de nuestro natural conoscimiento firmemente creer los, por merescimientos de·la sobrenatural lumbre de fe: y amar al soberano señor de todo nuestro coraçon, y de toda nuestra»