«no recordauas los tantos y piadosos seruicios de·la madre de tu redemptor? Todo lo oluido en vn momento tu tan desenfrenada cobdicia, por treynta dineros vendiste todo el thesoro del mundo: y por tan minimo precio lleno de sangre: dexaste de ser juez de·las gentes con tus compañeros: por ser principe de·los reprouados, en aquel spantable juyzio final: donde con tus desaprouechadas lagrimas y gemidos: oyras con tus»