«açotes de rigorosa justicia, los que comprauan y vendian delante del templo, que con el splendor de tu rostro juzgaron tu diuinidad. Esconde señor para comigo tu gesto sañudo: porque en tu sancto templo y bendito, pueda alegremente vacar en oraciones y obras de piedad: pues con·el padre y Spiritu sancto viuis y reynas para siempre jamas, y sin fin.§ Entrando pues en·la ciudad de Jerusalem el esclarescido rey»