«esta la verdadera y complida alegria. O miseria humana. o imperfecion de virtudes y vida. y quan mal miran aquesto los pontifices y prelados de nuestro tiempo: los quales alegrando se tan solamente de sus dignidades y prelaciones, para sus ociosidades y auaricias: y para ser reputados por ellas, oluidan de llorar sus dissoluciones: y las necessidades de sus pueblos y ouejas. y sobre aquestos lloraua el buen Jhesu, porque no»