«como reza Ludolpho: porque por el amargor de nuestros pecados, çufriesse el buen redemptor el dolor de tan grandes oprobios: para que despues de purgados con·la aspredad de·la melezina de su sagrada y amargosa passion: gozassemos de·la salud perdurable del reyno del cielo.§ Capitulo .xiij. del lloro de nuestro redemptor y maestro sobre la ciudad de Jerusalem.§ Oracion.§ Piadoso señor y maestro, tu que llorando diste regla a·»