«miedo de·los judios de blasonar los loores del verdadero rey y fijo de Dios: las piedras y monumentos se quebrantaron: y dieron testigo de su diuina y real majestad. E por·ende aquel sancto centurion y los otros gentiles que con·el estauan, viendo tan diuinos señales dixeron: aqueste era verdaderamente hijo de Dios. Andaua pues nuestro saluador y maestro en medio de todos los pregoneros: porque los primeros, y»