«Oliuete de yr a Jerusalem: donde por salud de todo el humano gentio, hauia de ser sacrificado: humiliando·se a la passion sacratissima por obediencia, muy voluntariamente: como por boca del Spiritu santo estaua ya profetado. O quien podria pensar el entrañable dolor de nuestra señora? O con que palabras se podrian scriuir sus sospiros? o quien no desseara rasgar sus entrañas, viendo despedir la madre del fijo: yendo por nosotros»