«Aquesto postrero es para ti. Quebranta pues ende hermana señora el alabastro del coraçon, y todo tu amor, todo tu desseo, toda tu afecion: derrama lo enteramente sobre la cabeça de tu carissimo esposo Jesu: adorando en·el hombre a Dios: y en Dios al hombre, como conuiene. y si por esso algun traydor borbotea, si murmura, si es inuidioso: si a·la deuocion pone nombre de perdicion: dexa·le con»