«y dixo les. lleuantad os y no hayays pauor. O bienauenturados los que toca el glorioso señor con su mano. bienauenturados los que toca la salud y la vida. ca aquellos son los que en verdad se leuantan: y los que sin temor son seguros. Rogemos le por·ende que nos quiera tocar: supliquemos le que nos lleuante del sueño de·la ceguedad de·las culpas y que nos abra los»