«de aquella gloria continua, que procurando aposientos para los profetas y a Christo: oluido a si con sus compañeros. Quien no oluidaria a si mesmo, o alma christiana: viendo el principe de nuestra salud tan resplandesciente en su gloria? Quien no dessearia biuir siempre en·el campo: conosciendo los secretos de·la resurrecion tan gloriosa? Huelguen pues en·los palacios y destrados reales los ambiciosos y vanos: huelguen en ellos los»