«que ningun resplandor del sol pudiesse ser tan claro como el rostro del redemptor: mas no tuuo el euangelista cosa mas clara que el sol, a·quien pudiesse acomparar tal resplandor, y de claridad tan excessiua: como reza Augustino parescieron sus vestidos tan blancos como la nieue: ca el blanco de·los vestidos procedia del resplandor de su rostro: y en aquel fue la verdadera mutacion, no en·los vestidos: ni»