«las lagrimas no piden perdon: mas es cierto que lo merescen: ni tan poco dizen la causa del daño: mas alcançan el effecto de·la misericordia. y muchas vezes el hablar no declara todo el negocio: mas las lagrimas siempre manifiestan todo el afecto. Consolara pues el Spiritu Sancto, consolador en aquesta vida, de spirituales consolaciones, los que lloran sus propias culpas y ajenas: y seran consolados en·el siglo, que»