«el hombre que no es cozido en·el fuego y llamas de·las temptaciones: por discreto y esforçado que sea no puede dar de si fruto ninguno perfecto. E por quanto, como scriue el obispo Paulino al glorioso Augustino, y ya en otra parte diximos: infinitas son las artes y engaños que el diablo nos arma en sus temptaciones: notificaremos las quatro muy principales: las quales exponiendo lo que reza Dauid:»