«no hay quien lo libre de nuestras manos. Pues piadoso Jhesu sperança cierta, y salud de·las almas, aconhuerta mi desconhuerto: ca a ti solo delibero seruir y temer, pues eres resurrecion de mi vida. enseña me señor tu misericordia, y otorga me saluacion y salud: porque conoscan todas las gentes del mundo, que no hay otro que pueda saluar, saluo tu que nos creaste: ni nos pueda librar, saluo tu»