«de tan graue dolencia: ca en ti señor y dios mio he tenido mi firme sperança: no me pierdas señor eternalmente, por cruel damnacion: porque si yo cometi contra ti, por donde justamente me puedes dampnar: tu señor no perdiste el poderio, ni el querer de saluar me. Perdona me ahora señor: como perdonaste al ladron puesto contigo en·la cruz. inclina pues mi dios y señor los oydos a mis»