«gemir: ya no me deleytare, sino en ver te puesto en·la cruz, no escuchare palabras ningunas que no sean de tu passion: no adorare, ni reposare, sino en·el recuerdo y memoria de tus improperios y llagas. Quien pues glorioso señor me dara fuente tan abundosa de lagrimas, para que continuamente pueda llorar tan excessiuos dolores, como por mi pecador suffriste en tu venerable y delicada persona? Tu solo señor,»