«Dios mio: que yo segun el hombre interior: me delecto en tu ley: sabiendo tu mandamiento ser bueno iusto e sancto: e faziendo razones: que qualquier mal: e peccado es de fuir. empero con la carne siruo a la ley del peccado: en que obedezco mas a la sensualidad que a la razon. E dende procede: que el querer el bien: harto se me assienta. mas no fallo el acabar·lo:»