«O eterna verdad socorre me que ninguna vanidad me mueua. venga tu celestial suauidad: e fuyga de tu cara: toda cosa suzia. Perdona me e haue misericordia de mi: tantas quantas vezes yo en mi pensamiento pienso en otro fuera de ti. Confiesso verdaderamente: que he acostumbrado de hauer me con muchas fantasias en la oracion. Ca muchas vezes no soy alli: donde stoy con el cuerpo: o donde me assiento.»