«Ensoberuecer se ha quiça el lodo contra el que le formo. Quomo se puede leuantar con palabras vanas aquel: cuyo coraçon sta verdaderamente sometido a Dios. No leuantaria todo el mundo a quien la verdad somete a si. ni se mouera por boca de quantos le loan: el que ha puesto su firme sperança del todo en solo Dios. porque todos los que fablan: son nada: e desfalleceran con el sonido»