«en·el desierto despertado por el angel del sueño fallo en·la prouidençia diujnal vn pan a·su cabeçera cocho en çenjza para comer. e vna jarra de agua para beuer. E andouo con·el sostentamjento de aquel manjar quarenta jornadas fasta el monte de Dios que llamauan Oreb. E en todos aquellos quarenta dias e noches non comio mas. E por ventura podiera Dios apareja·lle en aquel desierto mesa»